Dios se manifiesta de muchas maneras en nuestras vidas, y sus gestos de ternura y cuidado muchas veces nos llegan a través de nuestros abuelos.
Por eso los días 13, 14 y 15 de junio celebramos Pentecostés con ellos. Con los más chicos jugamos, con los juegos de ayer y de hoy y nos divertimos mucho.
Con los chicos de secundario hicimos un bingo musical, y bailamos un rato. Y con los mayores de cuarto y quinto año, compartimos el tema de la vocación y el trabajo, en el que los abuelos nos transmitieron el valor del esfuerzo, y la perseverancia.
Al final de cada jornada celebramos el gesto de la bendición, es decir de desearnos el bien que viene de Dios, y con mucho cariño recibimos en nuestras frentes la bendición de los abuelos, que podemos decir, fueron los abuelos de todos.
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